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De órganos olvidados...mi pueblo (ciudad, en realidad) sabe un rato. No hace mucho leí los inventarios que el Padre Ayarra, organista de la Catedral de Sevilla, hizo de los órganos de Sevilla y su provincia. Concretamente, realizó dos. Y leyendo le entran a uno ganas de llorar, vamos. En mi pueblo llegó a haber (aunque no sé la cifra exacta, porque no soy historiador ni he hecho la cuenta), por lo menos, ocho órganos. A día de hoy sólo uno funciona decentemente al completo, que yo sepa. Otro, el de la Prioral, tiene restaurada sólo la cadereta está restaurada. El de la parroquia en la que tocó "desapareció" porque estaba en un estado lamentable (todo sea por la seguridad de los feligreses...). El de otra parroquia, que ardió en los 80, sufrió un evidente deterioro. Según cuenta la gente, los tubos a medio derretir colgaban como estalactitas.
Que pena eso que cuentas, Rafa, desde luego es una lástima. Yo por lo que he podido leer y oir, todo esto se debe en parte al giro que tomó la postura oficial de la Iglesia en el Concilio Vaticano II, en el que dio preferencia a otros instrumentos como la guitarra y demás (instrumentos que antes estaban prohibidos en la misa, corregidme si me equivoco), supongo que en un intento de acercar a la juventud a la misa. A mi parecer esto es un error, no puedes dejar de lado unos instrumentos que son obras de arte en si mismo y que supusiero en su momento ingentes inversiones y esfuerzo por parte de los feligreses y entidades afines. Además, un joven puede sentirse atraido a movimientos religiosos por el hecho de que haya un coro y se toque la guitarra, puede ser, pero eso no quita para que se siga apoyando y disfrutando del órgano en la Eucaristia. Y otra cosa, ese mismo joven, puede que se sienta más impresionado y atraido por el magestuoso sonido de un órgano, que por el de una guitarra, que, con todos los respetos, cualquiera puede tocar en su casa o en un parque (quiero decir, que el órgano es menos accesible). Esperemos que poco a poco se valoren estos instrumentos y se reconduzca la penosa situació por la que atraviesan muchos de ellos.
De órganos olvidados...mi pueblo (ciudad, en realidad) sabe un rato. No hace mucho leí los inventarios que el Padre Ayarra, organista de la Catedral de Sevilla, hizo de los órganos de Sevilla y su provincia. Concretamente, realizó dos. Y leyendo le entran a uno ganas de llorar, vamos. En mi pueblo llegó a haber (aunque no sé la cifra exacta, porque no soy historiador ni he hecho la cuenta), por lo menos, ocho órganos. A día de hoy sólo uno funciona decentemente al completo, que yo sepa. Otro, el de la Prioral, tiene restaurada sólo la cadereta está restaurada. El de la parroquia en la que tocó "desapareció" porque estaba en un estado lamentable (todo sea por la seguridad de los feligreses...). El de otra parroquia, que ardió en los 80, sufrió un evidente deterioro. Según cuenta la gente, los tubos a medio derretir colgaban como estalactitas.
ResponderEliminarLo dicho: para llorar.
Que pena eso que cuentas, Rafa, desde luego es una lástima. Yo por lo que he podido leer y oir, todo esto se debe en parte al giro que tomó la postura oficial de la Iglesia en el Concilio Vaticano II, en el que dio preferencia a otros instrumentos como la guitarra y demás (instrumentos que antes estaban prohibidos en la misa, corregidme si me equivoco), supongo que en un intento de acercar a la juventud a la misa. A mi parecer esto es un error, no puedes dejar de lado unos instrumentos que son obras de arte en si mismo y que supusiero en su momento ingentes inversiones y esfuerzo por parte de los feligreses y entidades afines.
ResponderEliminarAdemás, un joven puede sentirse atraido a movimientos religiosos por el hecho de que haya un coro y se toque la guitarra, puede ser, pero eso no quita para que se siga apoyando y disfrutando del órgano en la Eucaristia. Y otra cosa, ese mismo joven, puede que se sienta más impresionado y atraido por el magestuoso sonido de un órgano, que por el de una guitarra, que, con todos los respetos, cualquiera puede tocar en su casa o en un parque (quiero decir, que el órgano es menos accesible).
Esperemos que poco a poco se valoren estos instrumentos y se reconduzca la penosa situació por la que atraviesan muchos de ellos.
Un saludo.